El elemento tecnológico representa la principal diferencia entre un programa de educación online y uno presencial. Sin embargo, ¿resulta posible afirmar que los canales utilizados para la enseñanza deberían afectar a las metodologías empleadas? En esta nota intentamos dar una respuesta a este interrogante.
Si de citar diferencias se trata, no hay dudas de que la educación presencial se caracteriza por el contacto y la interacción "cara a cara" entre el docente y los alumnos, mientras que la online se vale de la tecnología para acortar esa distancia, en apariencia infranqueable, entre actores que pueden estar ubicados geográficamente a miles de kilómetros. Pero la mera inclusión de dicha tecnología no debería modificar los principios pedagógicos en los que se basa la enseñanza, ¿o sí? Después de todo, otros elementos del proceso educativo se ven alterados dependiendo de los medios que se utilicen para llevarlo a cabo: adaptación de los contenidos, selección del material de trabajo, técnicas de evaluación.
Una primera postura frente a este dilema puede expresarse a través de un simple silogismo:
El resultado de esta visión implicaría la definición de una estrategia pedagógica particular y específica para la formación online. Sin embargo, quienes sostienen esta postura no tardan en aclarar que, si bien la estrategia pedagógica debe tener en cuenta el factor tecnológico, no es este último el punto a enfatizarse. Gilly Salmon, directora del Programa MBA de la Open University de Estados Unidos y consultora en formación online en los ámbitos de educación superior y corporativa, explica: "Aprender y enseñar online requiere diferentes habilidades, así como cambios en cuanto al modo de trabajar con los alumnos. Actualmente, muchos instructores no poseen el entrenamiento necesario para hacer que la experiencia de aprendizaje sea exitosa y productiva. Y cuando se intenta brindar ese entrenamiento, suele concentrarse en el uso de la tecnología más que en el rol del instructor online." Salmon insiste entonces en la capacitación apropiada de los tutores como requisito para que puedan luego desempeñar metodologías de enseñanza exitosas. "Muchos e-moderators provienen de la educación presencial, en donde utilizaban su carisma personal para estimular el interés de los alumnos. Cambiar al sistema online puede representar entonces un reto."
Glenn Gordon Smith y Marypat Taveras, del Departamento de Tecnología y Sociedad de la Universidad Stony Brook, analizan las cualidades que los tutores online deben tener en base al actual modelo pedagógico del e-Learning enfocado en la autonomía e iniciativa de los alumnos, por oposición al modelo presencial dinamizado primordialmente por el docente. "Los estudiantes online necesitan el soporte constante de los instructores para despejar las sensaciones de aislamiento e inseguridad. Carentes de la relación visual e interactiva del aula, los alumnos requieren la presencia del instructor a lo largo de todo el curso, brindándoles indicaciones explícitas y completas, así como feedback continuo."
Otro ejemplo de la particular relación que la pedagogía entabla con la tecnología en la educación online es señalado por Pollyana Notargiacomo Mustaro y Vera Cristina Queiroz, Doctoras en Educación por la Universidad de San Pablo y Consultoras en educación a distancia. Las autoras remiten al particular modelo o paradigma de la enseñanza online mencionado anteriormente, y marcan una clara diferencia con la educación presencial que se expresa inclusive en términos filosóficos: "Un profesor que desea ofrecer cursos online precisa comprender la naturaleza y filosofía de la educación a distancia. Enseñar virtualmente requiere una mudanza de paradigma educacional. En la enseñanza tradicional el proceso de aprendizaje está centrado en el profesor, pero en el ámbito online está focalizada en la relación entre el profesor/alumno, alumno/alumno, alumno/conocimiento y alumno/interfase. El alumno está orientado en el sentido de aprender a ser autónomo, participativo y responsable de su aprendizaje. El nuevo paradigma educacional lleva al profesor a buscar prácticas educacionales que estimulen ese tipo de aprendizaje online.
"La amplia variedad de literatura sobre capacitación para profesores online muestra la tendencia de brindar únicamente conocimiento para el manejo de la tecnología per se."
Revisando la amplia variedad de literatura sobre capacitación para profesores online, Mustaro y Queiroz encuentran la tendencia, a la que hacía referencia Salmon, de brindar únicamente conocimiento para el manejo de la tecnología per se (manuales para construir cursos online, recomendaciones de herramientas y materiales). No obstante, señalan como fundamental el articular esos saberes con las competencias propias de un tutor virtual. Partiendo del esquema de las cuatro áreas que propone Berger (pedagógica, social, gerencial y técnica), se añaden las competencias que son exclusivas de los instructores virtuales: ser capaces de usar la tecnología; tener habilidades de diseño e implementación de cursos; saber moderar, organizar y salvar discusiones asíncronas; establecer reglas básicas de utilización del chat y orientar las discusiones síncronas; interactuar activamente con los alumnos y darles feedback constante; concienciar a los alumnos sobre las diferencias culturales de los miembros del grupo y las cuestiones de ética.
Por otro lado, una postura diferente frente a este dilema refuerza la idea de que, siendo la tecnología únicamente una herramienta utilizada como medio, las estrategias pedagógicas no deberían verse afectadas ni ser definidas en base a ella. Así, el éxito o fracaso de los procesos de aprendizaje dependerá exclusivamente de la calidad de la estrategia pedagógica, mientras que el factor tecnológico sólo tendrá un rol de facilitador en cuanto a tiempos, costos o conveniencia. Clive Shepherd, consultor independiente de e-Learning reconocido como uno de los principales expertos del Reino Unido explica: "La pedagogía y la tecnología tienen efectos diferentes en el proceso de enseñanza. La primera se ocupa de brindar una solución efectiva; y la segunda, una eficiente." De este modo, no habría necesidad de modificar la metodología según la modalidad de enseñanza. Frente a la pregunta por las diferencias pedagógicas entre un programa de formación online y uno presencial, Shepherd responde: "No debería haber ninguna. La pedagogía debería ser correcta, más allá de los medios. No se puede dejar que la tecnología determine la selección de una metodología."
Peter MCcLintock, director de e-Learning para Global Knowledge, confirma esta visión al declarar: "Los cursos en línea no son realmente diferentes a los cursos en las aulas. Puede tratarse de un nuevo medio, pero los mejores instructores siguen siendo los mejores instructores." En este sentido, habilidades como la comunicación, adaptabilidad, paciencia, simpatía y proactividad aparecen como necesarias para los docentes de programas tanto en modalidad online como presencial.
Más allá de las diferencias señaladas en relación a cómo entender las estrategias pedagógicas en la formación online, está claro que la conclusión a la que se llega busca poner el énfasis en estos aspectos sobre los tecnológicos, cuyo rol sería únicamente subsidiario de un proceso de enseñanza. También resulta claro que esta premisa no siempre se cumple en la práctica.
José Luis Lens, especialista en e-Learning académico y corporativo, parece condensar ambas posturas y resume de una manera muy clara todo lo expuesto: "En e-Learning, como en muchas otras cuestiones en las que interviene, la tecnología no es un fin en sí mismo, sino un medio. Lo que hace la diferencia en cuanto a la calidad educativa de esta modalidad sigue siendo la pedagogía, la didáctica y, fundamentalmente, la intervención de docentes y capacitadores de probada experiencia e idoneidad. No obstante, sin tecnología no existiría el e-Learning. La clave entonces está en cómo utilizar y modelar en forma pedagógica y didáctica los recursos tecnológicos que ofrece el e-Learning."
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