(Octubre/2011) Hoy en día pensamos en la formación como una necesidad. Es obligatorio mantenerse actualizado y ser capaz de entrenar las competencias en pos de la productividad. Pero esto no siempre ha sido así.
Hace no demasiado tiempo, la formación se entendía como una instrucción, como un adiestramiento o como una capacitación para desempeñar un determinado trabajo. La llegada de una nueva maquinaria suponía que los trabajadores de una fábrica debían ser instruidos, formados, en el uso del nuevo artefacto. Esta formación estaba única y exclusivamente orientada a la consecución del objetivo principal: Aprender a utilizar la nueva máquina.
Hoy día la formación ha adquirido un nuevo sentido. Al menos debería hacerlo. La formación encaminada a la adquisición de una habilidad concreta en el manejo de un objeto o en la venta de un determinado producto, va quedando poco a poco desplazada. Por supuesto que necesitamos formarnos para utilizar determinadas experiencias o que nos muestren las bondades de un nuevo producto para vender, pero la formación debe ir más allá.
La formación tradicional, que anteriormente comentábamos, encaminada exclusivamente al cumplimiento del objetivo prioritario de formar en una determinada habilidad, queda relegada por los métodos actuales de enseñanza. La formación tradicional donde el formador pregonaba su discurso y los participantes escuchaban, o no, ha quedado relegada por una formación que busca el entrenamiento.
Los nuevos modelos de formación intentan hacer partícipe al alumno, buscan el entrenamiento de sus habilidades, de sus competencias, pero además tienen por objetivo motivar a la acción y al posterior auto aprendizaje.
"Una formación perfectamente orientada a la consecución de objetivos pero aburrida no calará ni influirá en las competencias de quien la reciba."
La formación, para no quedar obsoleta, debe adaptarse a las tendencias sociales, a las nuevas tecnologías, a las nuevas formas de consumo y a las nuevas motivaciones. En este aspecto podemos hacer referencia al eLearning.
Las nuevas tecnologías permiten desarrollar métodos de aprendizaje alternativos, o complementarios, al aprendizaje en el aula. El aula virtual permite hacer especialmente atractivo el aprendizaje, proporcionando recursos continuamente novedosos, posibilita una acción dinámica entre los participantes y acceso a cantidades ingentes de información.
Vemos que en la actualidad, el concepto de formación ha cambiado notablemente. Hemos pasado de instruir a entrenar. Pensemos, como metáfora, en la empresa como un barco donde cada uno de los trabajadores tiene un remo. La organización, para que el barco avance en la dirección adecuada, debe, no solo enseñar a remar a sus trabajadores, sino entrenarlos para remar todos a la vez y motivarlos para hacerlo con voluntad y compañerismo. De nada serviría enseñarles a remar si no saben que deben hacerlo todos a la vez y con la misma intensidad. Deben entrenarse para remar, no sólo saber remar. Éste es el verdadero sentido de la formación hoy día.
La formación, de un tiempo a esta parte, ha desarrollado múltiples formas de entrenamiento, siendo el objetivo de todas ellas motivar al verdadero aprendizaje. Desde el eLearning al que hacíamos referencia anteriormente hasta el Outdoor Training dentro las nuevas metodologías de formación experienciales y vivenciales. El cambio en el concepto fundamental de la formación, pasar de la instrucción al entrenamiento, nos permite sacar jugo a actividades que antes se consideraban exclusivamente lúdicas o de incentivo. Una sesión de paintball puede darnos muchos datos sobre la capacidad de trabajo en equipo, sobre liderazgo, capacidad de organización, compañerismo,... Llegando a ser actividades memorables para quienes participan en ellas.
Una formación perfectamente orientada a la consecución de objetivos pero aburrida no calará ni influirá en las competencias de quien la reciba. Todos hemos asistido alguna vez en nuestra vida a un curso en el que hemos mirado más al reloj que al formador. ¿Qué beneficio sacamos de una sesión así? ¿Realmente ha servido de algo o ha sido una pérdida de tiempo?
La formación es una herramienta en pos de la productividad y de la mejora continua. Especialmente hoy día no podemos derrochar en cuanto a formación se trata, por lo que debemos pensar en ella como una inversión que debemos rentabilizar. Por este motivo, tengamos en cuenta que la formación, sobre todas las cosas, ha de tener sentido para quien la recibe. Debe encontrar en ella utilidad y beneficio, debe estar enfocada a los intereses de quien invierte su tiempo en ella y necesita de herramientas que faciliten la trasmisión de conocimiento. Ante todo, cuando planteemos una determinada formación, pensemos en el participante.
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