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El boom del m-learning

Consultor independiente en el sector de las TIC y las nuevas tecnologías. Fundador y Director de Nicomon Complete Business Solutions Ltd

Un artículo que rescata las lecciones aprendidas del e-learning para aprovecharlas en las implementaciones de mobile learning.

Este verano, en Nicomon, celebramos 10 años del lanzamiento de nuestra primera aplicación de m-learning.

Era la adición más reciente al Sistema de Gestión del Conocimiento que habíamos desarrollado para la empresa líder en el sector de la formación financiera en el Reino Unido.

La aplicación en sí no era especialmente compleja -se trataba de generar una pregunta de opción múltiple basada en el capítulo/sección del curso en la que se encontraba el alumno y enviarla a su Blackberry a través de correo electrónico; el alumno respondía al mensaje y la respuesta se registraba en la plataforma LMS (más tarde se añadió la funcionalidad de enviar el fragmento de texto del capítulo y enlace al mismo relevante a la pregunta).

Pero era el concepto de utilizar dispositivos móviles como soporte a los cursos de formación lo que resultaba novedoso de este producto en aquellos días.

Los bancos de inversiones tienen políticas muy estrictas para la comunicación con aplicaciones externas, y sobre todo a través de dispositivos móviles.

Recuerdo las primeras presentaciones a clientes incrédulos explicando el funcionamiento y los beneficios de esta nueva utilidad; las reuniones interminables con los responsables de seguridad informática demostrando su robustez; el soporte a usuarios que todavía estaban aprendiendo a utilizar su nuevo Blackberry.

Aunque agotadora, esa experiencia tuvo un valor incalculable para diseñar nuevos productos para plataformas móviles; pero los avances en m-learning han sido relativamente lentos. Hasta ahora.

En estos últimos 2 años el interés en el uso de dispositivos móviles para actividades relacionadas con la formación se ha disparado.

"Simplemente proporcionando m-learning a estudiantes que no estén preparados o sin ningún soporte no funcionará."

Los proyectos son muchos y muy variados, y el flujo de ideas es refrescante. Y parece que esta vez la tecnología acompaña. No sólo disponemos del correo electrónico y de SMS, sino que ahora los navegadores de Internet móviles son mucho más sofisticados y capaces de soportar código más complejo.

Y por supuesto, las apps -las aplicaciones móviles. El poder crear una aplicación autónoma, específica para una plataforma, personalizable y totalmente rastreable a la vez que gestionada centralmente y que permita comunicación push&pull, ofrece todo un nuevo abanico de posibilidades para m-learning y muchas organizaciones ya están explotándolas.

Pero no olvidemos que esto son sólo herramientas.

A la hora de considerar m-learning para una empresa o institución académica debemos tener en cuenta una serie de factores.

La historia del e-learning nos debe servir para evitar caer en los mismos errores con el m-learning. De una manera muy generalista podemos aceptar que la actitud que desencadenó la formación basada en las Tecnologías de la Información y Comunicación y el e-learning fue la de "tenemos ordenadores, vamos a usarlos para enseñar" y aunque, en principio, este precepto es perfectamente aceptable, muchos de los pioneros en la adopción de la tecnología se llevaron una gran decepción, con cursos aburridos, profesores desinformados y una falta total de coordinación e integración con las herramientas tradicionales de formación. Pasó bastante tiempo hasta que el e-learning empezó a alcanzar su potencial.

La actitud hoy en día es "tenemos dispositivos móviles, vamos a usarlos para enseñar". Y es imposible no encontrar similitudes con esos primeros pasos del e-learning.

Es muy fácil dejarse seducir por el m-learning. Smartphones y tabletas como el iPad -con sus pantallas táctiles a todo color- ofrecen un nuevo método de consumir contenidos formativos de forma dinámica.

Las organizaciones pueden ofrecer soporte instantáneo al trabajador, entregándoles información relativa a productos, clientes, procedimientos y normas de forma resumida y con fácil acceso, haciendo posible que puedan resolver en corto tiempo situaciones típicas del trabajo. Asimismo, se pueden facilitar cursos de reciclaje para aspectos específicos del cargo en el momento que se necesiten.

Sin embargo, simplemente proporcionando m-learning a estudiantes que no estén preparados o sin ningún soporte no funcionará. Se debe presentar de forma adecuada y con amplio material didáctico y de calidad. Ésta es una de las principales lecciones que aprendimos del e-learning.

"El papel del m-learning debe ser, así pues, reforzar e incorporar conocimientos entregados por otros métodos."

Si algo nos ha enseñado el uso de las TIC en la formación es que la tecnología es tan solo un facilitador en el proceso educativo. Puede mejorar el acceso e incrementar su eficacia, rapidez y productividad en lo que se refiere a mecanismos de entrega de información y oportunidades para aprender.

Pero lo que nos debemos preguntar es: ¿Cuáles son las necesidades de capacitación de la organización? ¿Qué formatos educativos prefieren los estudiantes? ¿Qué motivación tienen para adquirir esa capacitación y cómo puede la tecnología ayudarles en ese proceso?

El e-learning ha llegado a un grado de madurez que nos permite extraer reglas aplicables a nuevos formatos de Formación TIC, incluyendo el m-learning.

Blended: rara vez ha sido el e-learning efectivo por si solo como herramienta de formación. El m-learning no va a ser distinto. Las estrategias de formación de una organización deben integrar el m-learning con cursos dirigidos por instructores, con coaching, con herramientas de apoyo al rendimiento y con otros instrumentos de estudio autodidacta para asegurar un enfoque holístico. El papel del m-learning debe ser, así pues, reforzar e incorporar conocimientos entregados por otros métodos.

Fácil de usar: del mismo modo que el éxito de una implementación de e-learning depende en gran medida de lo intuitiva que sea ésta para el usuario, el m-learning debe estar cuidadosamente diseñado para que sea fácil de usar y sea relevante a la organización. Una aplicación que sea difícil de aprender o de usar o no guarde relación directa con el entorno y los problemas de la organización será rápidamente abandonada.

Participativo: no importa lo bien presentado o lo fácil que sea de acceder el material didáctico, el estudiante sólo se interesará si está motivado. La formación eficaz requiere participación. Debemos recordar que el e-learning empezó a ganar seguidores de forma considerable cuando incorporó video. Como medio, el video es un gran método de estimulación, participación y entretenimiento. Además, como se puede observar en cualquier trayecto en tren, en avión, en coche, la gente está acostumbrada a ver videoclips en sus teléfonos móviles y tabletas. M-learning con video tiene el potencial de ser especialmente eficaz. Y por supuesto, no olvidemos la herramienta más popular y con mayor capacidad de engagement, las redes sociales. Este es un aspecto que a menudo preocupa a los responsables de formación -utilizarlas o excluirlas -, pero cuando se planifican debidamente, los beneficios son enormes y existen numerosos ejemplos de implementaciones exitosas.

No se trata de inventar la rueda, disponemos de mucha experiencia en la aplicación de las TIC a la formación, y con las lecciones aprendidas del e-learning, el m-learning puede convertirse en una fascinante y bienvenida adición a nuestro portafolio formativo.

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