Por María Victoria Minetti
Los nuevos dispositivos portátiles hacen posible el sueño de acercar el antiguo pero aún vigente hábito de la lectura a un acelerado siglo XXI. ¿Cuáles son las tendencias de estos nuevos libros que con insistencia buscan permanecer como fuente de conocimiento al compás de la vertiginosa innovación tecnológica?
¿El libro continuará cómo hace varios siglos? Lo más probable es que sí y no. Se seguirán leyendo pero quizás ya no vengan impresos en papel. Otros, más rebeldes aún, se aventuran a decir que la figura del autor dejará de existir. Pero la necesidad de contar, expresarse, y legar lo propio, para compartirlo o reelaborarlo es lo que se esconde en definitiva detrás del objeto del libro.
Los tiempos cambian y otras maneras de leer también son viables. El contenido en la era digital se presenta en distintos formatos, y por ahora se ha pensado en hacerlo lo más parecido al libro intentando quitarle la brillantez a la pantalla, aunque todo sigue siendo parte de estudio y experimentación.
Hasta hace un tiempo la oferta de textos disponibles en formato digital no parecía ser lo suficientemente atractiva como para que el libro digital avanzará como se había vaticinado. Ahora, esa tendencia se revertió. Para tomar algunos ejemplos, este año se lanza Libranda en España, un catálogo de libros en nuevos formatos.
Libranda es una plataforma que se lanza a mediados de julio y que será el catálogo más completo hasta el momento de libros digitales en español y catalán.
En www.libranda.com la plataforma se presenta "como un operador logístico que presta servicios de almacenaje y distribución digital a las editoriales y a las tiendas on-line. Su principal objetivo es poner a disposición de las tiendas on-line el contenido digital de las editoriales con las que trabaja".
Inicialmente está constituida por 7 Grupos Editoriales: Grupo Planeta, Grupo Random House Mondadori, Grupo Santillana, Roca Editorial, Grup62, Grupo SM y Grupo Wolters Kluwer.
Entre las ventajas que supone contar con esta ofrecimiento de libros digitales, es que según trascendió, se puede acceder a ellos por alrededor de un 30% menos del valor que tienen en papel. Aunque también se podría delimitar su uso hasta una cierta cantidad de copias.
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